Concha Jerez

• 1 mueble de madera, pintado de negro mate,
• 1 cajón de 10 cm de alto, pintado en negro mate, situado sobre el mueble con un orificio en la parte de delante.
• 1 cámara de seguridad
• 1 monitor de TV con el texto TIEMPO VIGILADO en letras de metal adheridas al mismo
• 1 lector de CD -Walkman-
• 1 disco CD
• 1 par de altavoces pre-amplificados
• 1 regleta con interruptor

• 1 mueble de madera, pintado de negro mate, procedente de la posguerra española, adquirido en el Rastro madrileño.
• 1 cajón de 10 cm de alto, también pintado en negro mate, situado sobre el mueble con un orificio en la parte de delante.
• 1 cámara de seguridad oculta en el interior de dicho cajón que capta continuamente lo que sucede delante de la pieza a través del orificio redondo.
• 1 monitor de TV con el texto TIEMPO VIGILADO en letras de metal adheridas al mismo.

Diversos elementos ocultos en el mueble

• 1 lector de CD -Walkman-
• 1 disco CD realizado con frases irónicas con un carácter publicitario sobre una música estándar de relajación
• 1 par de altavoces pre-amplificados
• 1 regleta con interruptor

Posteriormente fue incluida en el 2001 en la exposición individual de Concha Jerez que con el título “Entre utopía y realidad” tuvo lugar en el Espacio Caja de Burgos de dicha ciudad.

En el 2001 esta pieza aparece referenciada y fotografiada en la publicación de Concha Jerez que con motivo del gran proyecto  que con el título “Restos anónimos del Naufragio” realizó dicha artista para el espacio del Centro de Arte La Regenta.

El año 2005 fue adquirida esta obra por la Comunidad de Madrid para su colección CA2M.

En ARCO 2006 se presentó en el stand de la Comunidad como parte de las nuevas adquisiciones.

En la publicación realizada con motivo de esta exposición la pieza aparece no sólo fotografiada, sino referenciada en el texto que para esta publicación escribió Alicia Murría y en el que, entre otras, cosas decía:

“….La pieza TIEMPO VIGILADO se compone de una mesa sobre la cual un televisor lleva incorporada una cámara que capta nuestros movimientos para proyectarlos en la pantalla del monitor; mientras, el sonido gotea un texto pronunciado por una mujer en un tono de voz seductor y sensual:”…Bienvenido al maravilloso mundo de la vigilancia    electrónica…Entre en la Historia a través de los servicios de la vigilancia electrónica

…Usted puede vigilar

…Le ofrecemos vigilancia electrónica a su medida

…La vigilancia electrónica: un nuevo estilo de   vida

…Nos importa su seguridad, por eso le vigilamos

…Permítanos grabarle a todas horas.

…Vigilamos por Ud. las 24 horas del día

…La vigilancia  electrónica es nuestro interés

…La vigilancia electrónica, un ejercicio de calidad de vida

…Decídase ya, déjenos vigilarle…”

Las frases y su presentación remiten a la publicidad y utilizan su lenguaje bajo una forma irónica que nos arranca una sonrisa helada. Otra vez aquí, Concha Jerez, introduce una recontextualización, una quiebra, una interferencia que desplaza, rubrica y resitúa los mensajes que nos bombardean diariamente para hacerlos tan descarnados y atroces como son en realidad las     formas de control que nos venden a diario y que van desde el cruce de nuestros datos bancarios para perfilar nuestros hábitos de consumo convirtiéndonos en presa conquistable y fácil, al control del correo electrónico y nuestro rastro en la red,  pasando por esas cámaras que nos vigilan para nuestra seguridad. Todo nos puede ser vendido utilizando las fórmulas adecuadas de   seducción y sugerencia de felicidad…”.